Este fin de semana, me ha costado dormir, cosa sorprendente si se entiende mal, pues duermo en el momento que decido hacerlo, o cuando estoy muy cansado el Sueño se apodera de mi, pero el caso es que me he expresado mal, no me ha costado dormir, si no que no he podido dormir todo lo que corresponde a un dia del fin de semana, despertándome muy pronto durante todo el finde.
Pero dentro de las ojeras que me provocó el sueño y de que hoy me he dormido (sólo media hora tarde), aproveché y me fui al Retiro, a patinar. Llegué cuando todavía estaba amaneciendo el cielo de Madrid. Aparqué sin problemas de sitio, y entré en el Parque. Me calcé los patines, y el Retiro pasó a formar parte de mi propiedad durante al menos media hora, en la que me encontraba completamente sólo a excepción de algún jardinero vestido de amarillo chillón. Pasado ese tiempo comenzaban a aparecer corredores, y algún que otro ciclista madrugador.
Mis impresiones sobre patinar en el Retiro fueron muy buenas. Patinar entre árboles al lado del Lago, una gran cantidad de terreno asfaltado, la tranquilidad que reinaba allí por la hora que era, y además con un día precioso, realmente merece la pena (pena por el desplazamiento y por el madrugón) irse a patinar allí...
Al final estuve, sin darme cuenta, unas dos horas patinando. La única pega reseñable es que el asfalto no está demasiado bien cuidado, lo que implica que las ruedas nos transmiten todas las pequeñas irregularidades del suelo... Habrá que repetir.
Pero dentro de las ojeras que me provocó el sueño y de que hoy me he dormido (sólo media hora tarde), aproveché y me fui al Retiro, a patinar. Llegué cuando todavía estaba amaneciendo el cielo de Madrid. Aparqué sin problemas de sitio, y entré en el Parque. Me calcé los patines, y el Retiro pasó a formar parte de mi propiedad durante al menos media hora, en la que me encontraba completamente sólo a excepción de algún jardinero vestido de amarillo chillón. Pasado ese tiempo comenzaban a aparecer corredores, y algún que otro ciclista madrugador.
Mis impresiones sobre patinar en el Retiro fueron muy buenas. Patinar entre árboles al lado del Lago, una gran cantidad de terreno asfaltado, la tranquilidad que reinaba allí por la hora que era, y además con un día precioso, realmente merece la pena (pena por el desplazamiento y por el madrugón) irse a patinar allí...
Al final estuve, sin darme cuenta, unas dos horas patinando. La única pega reseñable es que el asfalto no está demasiado bien cuidado, lo que implica que las ruedas nos transmiten todas las pequeñas irregularidades del suelo... Habrá que repetir.
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