24 de octubre de 2005

Cosas de la vida

Así titulo una cuestión que, desde hace unos meses, tengo en la cabeza.
La idea toca conceptos generales como el "vivir el momento", carpe diem, o como queráis llamarlo. Y básicamente surgió un día, en que navegando, buscaba novedades sobre yawara-jitsu (arte marcial que practicaba hasta que me pasé al taekwondo) y encontré unas fotos sobre una convención a nivel nacional de, los que antes, fueron mis compañeros de clase, y además hoy, para afianzar la idea de escribir esto, he presenciado en Av. América el resultado fatal de un atropello, al parecer alguien se ha saltado el semáforo y se ha llevado por delante a algún podre inocente...
Cuando vi las fotos, me hizo tremenda ilusión volver a ver a amigos y compañeros de clase. Y pasando fotos, cuál fué mi sorpresa al ver, en una de ellas, a toda la clase posando con un cartel que decía A. no te olvidamos.
Me quedé sorprendido y preocupado. A. era una amigo de clase, y teníamos muchas cosas en común, aunque era dos años más joven, nos sacamos el cinturón negro (1er Dan) a la vez (fué mi compañero), también era jugador de rol, le gustaban las mismas películas que a mi... era, dentro del grupo de la gente de yawara, para mi, un amigo (si, perdimos contacto, pero hablábamos con un amigo común, S., que nos ponía al día). Cuando dejé el yawara, él continuó hasta sacarse el 3er Dan, se había echado como novia a una compañera del gimnasio, estaba a punto de terminar la carrera...
Vuelvo al cartel, que me disperso.
Cuando vi esa foto me escribí con S., preguntándole qué era exáctamente lo que había pasado (y aunque estaba claro, estas cosas necesitan confirmación). Y si, me contestó que mis temores eran ciertos, A., había muerto. ¿Cómo?, pues al parecer, en una "sencilla" operación (Hospital Gomez Ulla) para extraerle las muelas del juicio, se les fué la mano con la anestesia general y le provocaron la muerte cerebral. Estuvo una semana enchufado a las máquinas hasta que sus padres, cuando vieron que nada más se podía hacer, decidieron terminar con este sufrimiento.
Al escuchar la noticia me vinieron todos los recuerdos en común con A., los buenos ratos y me eché a llorar. Qué injusticia!, un chico joven, sano, deportista y con toda la vida por delante...
Esto me hizo pensar que hay que disfrutar la vida, exprimirla como si se fuera a terminar mañana, evitar todo sufrimiento, vamos, vivir la vida. No hay nada por lo que merezca la pena vivir amargado, no hay nadie que tenga derecho a hacernos sufrir.

Nada vale lo que vale tu vida. Disfrútala, vívela lo mejor que puedas.
Saludos!

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