Los supervivientes nos encontrábamos viviendo entre las ruinas de una destrozada Saconia, sin vehículos que funcionasen, sin luz, sin agua corriente, alimentándonos de los restos de comida de las casas, y de lo que se conseguía en las incursiones diurnas a centros comerciales.

Se vivía de día, ya que en la noche existía un pánico terrible a salir a la calle, e incluso las luces (fuegos, linternas…) se apagaban para evitar ser vistos en la oscuridad por otros supervivientes (que ávidos de alimentos y otras cosas no se juntaron como un grupo pacífico, sino que se formaron como una tribu que vivía de lo que saqueaban los demás), o por aquello a lo que se le tenía tanto miedo (que no conseguí descubrir lo que era).
El caso es que pese a lo extraño del sueño, no me sentía incómodo, de hecho estaba adaptado a la nueva situación. La pena es que cuando estaba mirando en la noche, desde las ruinas de un piso de Antonio Machado, a la calle, ha comenzado a sonar el despertador y no ha llegado a pasar nada interesante en el sueño. Vaya mierda.Sólo espero poder repetir el sueño y verme inmerso en ese escenario Saco-Apocalíptico.












