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Como decía en mi entrada anterior, sin dormir, el día en el trabajo se me ha hecho eterno. Cuando por fín ha terminado me he ido a casa, y sin comer siquiera me he tumbado en el sofá a dormir en el salón que estaba más fresquito. Luego, a las once y algo de la noche,me he despertado dolorido por la postura y me he ido a la cama, donde he seguido durmiendo hasta ahora que son ocho de la mañana del sábado.
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