20 de julio de 2009

Anécdota Metro-Musical

El viernes pasado, volvía a casa contento, por terminar mi semana laboral, cuando en el trayecto que me veo obligado a realizar en Metro (lugar de tanta inspiración en este blog) cada día, veo una cosa curiosa. Aunque primero debo ubicaros en el espacio:
De la parada de mi línea habitual hasta la salida de Av. de América, tengo un par de tramos de escalera mecánica, otro par de escalera "tradicional", y un pasillo bastante largo que recorrer a pie. Dicho pasillo acaba en sendos giros (angulosos) de 90º, lo que nos da una forma de S.
En una de las esquinas del pasillo, suele haber siempre un músico, guitarrista, vocalista, flautista... normalmente acompañado por algún ocasional vendedor de discos... Pero el viernes, había dos músicos, cada uno en una esquina del pasillo, cada uno con su música: uno era un violinista tocando a Betoveen, y el otro un africano (vestido como tal) tocando el Bongo, como desafiándose. Parecía un reto a la usanza de las películas del viejo Oeste... Reto que tenía pinta de durar ya rato pues mientras bajaba podía oir el tambor africano, y mientras me acercaba al pasillo, el violín pugnaba por hacerse oir... Luego ya en el pasillo, batidora de sonidos, hasta que sólo quedaba el violín, mezclado con el ruido del vagón al entrar en la estación...

Me resultó muy curioso por el hecho de que en el pasillo se escuchaban mutuamente ambos músicos, pero ninguno de los dos perdía fuelle, ni se equivocaba de ritmo, ni de acorde. Dos virtuosos, sin duda, de su especialidad.
¿Acaso era algún tipo de lucha territorial, o simplemente un par de músicos explorando la conceptualidad de la música?...

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