Esta mañana, he decidido llevarme los patines a la oficina, para cuando salga, ir directo al Retiro a patinar, y luego desde ahí volverme tranquilamente a descansar. Pero durante la mañana, ha surgido la conversación con Jötul, de quedar por la tarde para montar en bici. Por lo que he guardado los patines en el almacén y me he ido a casa corriendo para comer sin prisas (un arroz con tomate y dos huevos fritos ricos, ricos).
Una vez comido, he cogido la bici y le he echado un vistazo, tenía los manguitos del manillar pasados, (se deshacían al cogerlos) y el sillín no tenía ya almohadillado, notándose el plástico duro que lleva debajo. Había que ponerle solución, asi que la he cogido y me he marchado a Bicimanía a comprar unos manguitos y un sillín nuevos.
Ya en casa lo he montado todo y me gusta como ha quedado.
Llega la hora a la que he quedado con Jötul (que tiene bici nueva y con bastante buena pinta) y vamos al punto de encuentro donde se nos unen Irving y una compañera de curro de Jötul.
Comenzamos la ruta tranquilamente de camino al Pardo, la bici sigue bien reglada y engrasada, por lo que apenas suena. Tras pasar un repecho empinado, estamos en el Pardo, y nos dejamos llevar por los serpenteantes caminos de tierra que lo pueblan. Después de casi hora y media de relajado pedaleo, llegamos al pueblo donde hacemos una pausa con cervecita incluida. Cuando la luz se está yendo, pues son las nueve y algo, iniciamos la vuelta, que se nos hace algo más aburrida ya que vamos por un camino casi recto paralelo al río.
Cuando llegamos al barrio, no me siento especialmente cansado, sólo dolorido del culo (y no por la semana del Orgullo) y noto el callo formándose en mis manos, cosa que no está mal para haber estado subido a la bici desde las 19:30 y hasta las 22h.
Pese a todo, y por suerte, se ha propuesto otra bici-ruta-quedada para la próxima semana.
Ya en casa lo he montado todo y me gusta como ha quedado.
Llega la hora a la que he quedado con Jötul (que tiene bici nueva y con bastante buena pinta) y vamos al punto de encuentro donde se nos unen Irving y una compañera de curro de Jötul.
Comenzamos la ruta tranquilamente de camino al Pardo, la bici sigue bien reglada y engrasada, por lo que apenas suena. Tras pasar un repecho empinado, estamos en el Pardo, y nos dejamos llevar por los serpenteantes caminos de tierra que lo pueblan. Después de casi hora y media de relajado pedaleo, llegamos al pueblo donde hacemos una pausa con cervecita incluida. Cuando la luz se está yendo, pues son las nueve y algo, iniciamos la vuelta, que se nos hace algo más aburrida ya que vamos por un camino casi recto paralelo al río.
Cuando llegamos al barrio, no me siento especialmente cansado, sólo dolorido del culo (y no por la semana del Orgullo) y noto el callo formándose en mis manos, cosa que no está mal para haber estado subido a la bici desde las 19:30 y hasta las 22h.
Pese a todo, y por suerte, se ha propuesto otra bici-ruta-quedada para la próxima semana.
3 comentarios:
esa jornada intensiva sienta bien...
Creo que la compañera de Jötul era de la piscina, no del curro.
Magnífica excursión al Pardo, Pués.
Matices sin importancia.
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