30 de noviembre de 2005

Hola amigos!

Hola, soy la cebra que habita sobre el monitor de Sogul (al lado de un Obelix bastante poco hablador de plástico), delante del cual se deja la vista.
Quiero comentaros, cosa que tiene bastante mérito, pues las cebras no hablan y aún menos cuando son de peluche como yo; que últimamente le veo un poco taciturno, le están saliendo algunas canas (dice que sólo una pero desde mi posición privilegiada veo al menos 4), le noto bastante quemado con el mundo, con el trabajo... con muchas cosas.
Creo que la culpa de todo la tiene su familia, que le ha puteado y no entiende el porqué. Siente que la situación es injusta, pero no puede hacer nada.
Además (y esto es un pensamiento de cebra de peluche) creo que tiene dudas, y no sabe si la causa del problema es él mismo; pues a veces se siente sólo en el mundo y se plantea lo que le han dicho, que es mala persona. Yo no llego a saber si es bueno o malo (no llego, soy una cebra de peluche), pero se que es muy sensible y todo esto le afecta mucho.
Sabe que existe gente a su alrededor que le apoya, pero siente que no es suficiente, que es algo que debe aclarar el sólo.
Desde mi situación nada puedo hacer, bastante me ha costado escribir este mensaje ya que no peso demasiado y el conseguir apretar las teclas ha sido una odisea, pero al final he conseguido reflejar esto, que me tenía muy preocupada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cebra de peluche:
No dejes que dude, cada uno es como es, pero desde luego no creo que nadie, y menos él, se merezca lo que su familia esta haciendo. Solo puedo darle animo desde este otro teclado, y esperar que siga siendo fuerte como ha demostrado que es.
Tugmela.

Irving el navegante dijo...

No había leído este post hasta hoy. Yo he conocido a muchos Sogul.
Recuerdo uno que se la sudaba todo y lo único que quería era ligar (aunque realmente lo que creo que buscaba era el cariño que no le daban en su casa).
Recuerdo otro que recibía cariño mezclado con incomprensión y dominación que volcaba su frustración derribando palomas a patadas.
Recuerdo otro que renunció a todo por una oferta de verdadero cariño incondicional (que creo que no era tan incondicional).

Todos los Sogul que he conocido tenían dos puntos en común. Eran adictos al cariño y la frustración los descentraba y los volvía agresivos. Y eso les nublaba el juicio hasta meterles en problemas mayores cuando se cruzaban de por medio personas orgullosas y alocadas.

Pero ninguno de ellos era mala persona. Y me jugaría el cuello en ello.