8 de mayo de 2007

Afeitado

El otro día, harto de tener que afeitarme con ritual (lavarse la cara con agua fría, extenderse la crema de afeitado y pasarme la cuchilla con cuidado para evitar los molestos cortes) y de madrugar para hacerlo sin prisas, decidí ir a comprarme una maquinilla de afeitar (ya aproveché y me compré un libro, del que ya estoy dando cuenta: "La profecía del Águila" de Simon Scarrow).
Me compré una Braun estándar, sin cosas extrañas, suficiente para lo que yo quería, sólo tiene de más un corta-patillas bastante útil. Elegí ésta pues las que tienen tres cuchillas circulares deben usarse dibujando círculos por la cara, ya que si no, se te puede enquistar algún pelo. La mía se usa con pasadas rectas a las que estoy habituado. Además se gasta menos agua y se limpia muy fácilmente.
Desde que la tengo, voy afeitado todos los días al trabajo, sin la cara irritada y bastante contento con el juguetito. Lástima haberlo descubierto tan tarde, pues pensaba que la maquinilla irritaba la cara más que la cuchilla, pero ése no es el caso (por lo menos ahora).

Además, me ha servido para ver cuánta gente sigue usando cuchillas de afeitado por la misma razón que yo las usaba, y que al ver lo contento que estoy con la maquinilla, se están pansando dar el salto a la "modernidad".

1 comentario:

Irving el navegante dijo...

Yo me afeito con agua caliente y después de ducharme, para que los poros estén bien abiertos y me irrita muy poco la cara...

Nunca se me ocurriría hacerlo con agua fría, a lo mejor ahí estaba el problema...

Aún así si te es más cómodo pues mejor.