El viernes, después de descansar un poco tras terminar de comer, nos pusimos en marcha en dirección Burgos. Íbamos a un molino rural en Butrera, donde unos amigos nuestros, celebraban el 5º aniversario de su boda. El camino nos lo tomamos muy tranquilamente, tanto que lo que es un viaje de tres horas y media, se convirtió casi en cinco. Cuando llegamos, ya de noche, nos acoplamos en una de las habitaciones del molino y nos fuimos a cenar copiosamente. El domingo, fuimos a ver el nacimiento del rio que pasaba al lado del molino. Increíblemente bonito. Además el día se levantó ventoso, y los campos de albahaca parecían mares verdes mecidos por el viento.
Como conclusión, hay que decir que España está llena de lugares preciosos que aún están por ver. No hace falta irse fuera para disfrutar de sitios con encanto.
Este fin de semana, volveremos pero de Boda... bieeeen...


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