
Cuando acabamos, tras comentar la carrera ("- me habéis cerrado", "- qué adelantamiento os hice!", "- ya, pero te olvidaste de frenar"...) volvimos al barrio donde ayudando a arreglar la bici de Irving, la cagamos, complicando tanto el asunto que tuvimos que ser ayudados por su padre. Tras solucionar el desaguisado, conseguimos arreglar el piñón que resbalaba.
Ya en casa, me hago una coliflor, y la acompaño con algo de melón de postre. Me estaba quedando dormido en el sofá y sucedió lo inevitable, dormido hasta las diez y media.
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